Salta, ríe, grita, canta, demuestra que mereces estar en ella, intenta ser feliz haciendo sentir bien a los demás, sal, emborráchate, tirale los trastos al rubio, baila bajo la lluvia, empápate de lágrims dulces.
No temas por quien se interpone en tu camino, tan solo demuéstrale que tienes mil y una razones para vivir.
Invéntate un idioma, riete por cualquier cosa, quema tus libros, ponte una minifalda, diviértete, prueba tu primer porro, métete en la cama con un desconocido, haz una locura, o muchas, llora por una película, sal a un karaoke, huye de casa.
Recuerda cada instante pero sin pararte en el pasado, y vive el día como si fuera el último.
Ese es mi consejo, ¿Pero tan fácil es hacerlo que decirlo?
Creo que si te propones algo, cualquier cosa es posible.
Porque la vida es corta, y es demasiado valiosa como para desperdiciarla.
La mayoría de nosotros, vive pensando que es lo que les deparará el futuro, y otros se quedan anclados en el pasado, rememorando una y otra vez sus recuerdos, pensando en lo que hicieron mal.
Pero, ¿Sabes que? Me niego a permanecer así. Me niego a tener miedo del mañana, y arrepentirme del ayer. Si algo he hecho, es porque en ese momento me parecía adecuado, y que después pase lo que tenga que pasar. Ahora que lo tengo todo claro, viviré el día a día a tope, hasta que llegue el último. Sin arrepentirme de nada.
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